Por José Alberto Llavot, Gerente de Preventa y Desarrollador de Negocios en Schneider Electric para México y Centroamérica
La adopción masiva de inteligencia artificial (IA) está generando una presión sin precedentes sobre la infraestructura de centros de datos y cloud, no sólo en capacidades de cómputo, sino en su soporte eléctrico, térmico y de resiliencia. Para asegurar un servicio confiable y eficiente, Schneider Electric propone una visión integral que combina diseño, monitorización y soluciones de enfriamiento avanzado para enfrentar estos desafíos.
Crecimiento proyectado: IA como motor del consumo eléctrico
- En 2024, los centros de datos representaron aproximadamente 1.5 % del consumo eléctrico global, equivalentes a unos 415 teravatios-hora (TWh). (IEA)
- Para 2030, se prevé que ese consumo se duplique, alcanzando cerca de 945 TWh, con una tasa de crecimiento anual cercana a 15 % (del total, el crecimiento más acelerado corresponderá a las cargas de IA. (IEA)
- Estados Unidos, China y Europa serán responsables de casi el 80 % del incremento en consumo eléctrico de centros de datos hacia 2030. (IEA)
- La energía destinada a centros de datos impulsados por IA crecerá a una tasa promedio anual compuesta del 44.7 % hasta 2027, lo que significa que cada año el consumo energético aumentará de forma acelerada, alcanzando un total estimado de 146.2 TWh. (IDC)
Estos datos muestran que la infraestructura eléctrica y térmica deja de ser un complemento para volverse crítica para viabilizar la expansión de la IA en el entorno cloud.
Principales desafíos en infraestructura IA
- Densidades de carga extrema: los clústers de cómputo acelerado (GPUs, TPUs, etc.) demandan potencia y flujo térmico muy superiores a los servidores tradicionales. El diseño eléctrico debe contemplar líneas de alimentación de media tensión, distribución en rack y respaldo robusto.
- Refrigeración eficiente y escalable: el calor generado por estas arquitecturas exige soluciones que vayan más allá del aire. Schneider Electric ha reforzado su portafolio con la integración de Motivair, pionera en tecnologías de enfriamiento líquido. Algunos beneficios destacados:
- Capacidad de disipación hasta 4× superior respecto del aire
- Ahorros energéticos de hasta 30 % en centros de datos
- Reducción de huella de carbono hasta 30 %
- Ahorro operativo estimado de 20 % en infraestructura crítica
- Resiliencia y disponibilidad continua: la disponibilidad eléctrica debe preverse con sistemas de alimentación ininterrumpida (UPS) y esquemas de distribución modular que permiten mantener los equipos operando sin interrupciones, ajustando el nivel de protección según la importancia de cada instalación.
- Visibilidad operativa y monitoreo inteligente: la capacidad de anticipar fallas, optimizar consumos y monitorear el ciclo de vida de componentes es indispensable para operar de forma proactiva. Schneider Electric complementa esta propuesta con su plataforma de gestión EcoStruxure™ IT y servicios digitales.
- Integración con modelos de referencia y alianzas tecnológicas: Schneider Electric colabora con NVIDIA para desarrollar diseños de referencia orientados a centros de datos IA, optimizando rendimiento, escalabilidad y eficiencia energética.
Hacia un nuevo paradigma en infraestructura de cloud e IA
Las organizaciones que desplegarán servicios de IA en cloud (públicas, privadas o híbridas) requieren una infraestructura energética y térmica que evolucione al mismo ritmo que sus demandas informáticas. Bajo esta óptica, la empresa propone un enfoque holístico basado en:
- Ingeniería modular y escalable
- Soluciones de enfriamiento líquido para altas densidades
- Redundancia y resiliencia eléctrica desde capa de entrada
- Monitorización y operación predictiva
- Asociaciones estratégicas con actores del cómputo acelerado
En un entorno donde cada kilovatio cuenta, la infraestructura inteligente se convierte en el elemento clave para que el cloud no solo sea poderoso, sino también eficiente, confiable y sustentable. La incorporación de inteligencia artificial en estos entornos representa mucho más que una evolución tecnológica: es un reto energético, térmico y operativo que exige repensar la forma en que se diseñan, alimentan y gestionan los centros de datos que sostienen la economía digital.






