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  • De Blade Runner a la realidad: qué separa la identidad real de la digital

    De Blade Runner a la realidad: qué separa la identidad real de la digital

    Por Federico Aragona, director de ventas de MCA de F5 LATAM.

    En la película de 1982, Blade Runner, un policía del año 2019 está en la misión de perseguir y eliminar a los replicantes. Es decir, humanos artificiales creados por biotecnología que carecen de empatía y se dedican a trabajos peligrosos. Dirigida por Ridley Scott y basada en la novela de Philip K Dick, Sueñan los Androides con Ovejas Electrónicas, el film pone en el centro de su trama el problema de la identidad.

    ¿Quién puede ser una persona y cómo comprobar si lo es?

    Estamos en el 2025, seis años después de los eventos de Blade Runner, y al igual que el personaje de Harrison Ford también nos enfrentamos al problema de la identidad digital por el avance de la tecnología. No es una tendencia nueva, pero sí lo es la perspectiva desde la cual se la está mirando.

    Hasta hace unos años, cuando pensábamos en el concepto de Identidad digital nos referíamos a credenciales (usuarios y contraseñas). Ahora, con el surgimiento de la Inteligencia Artificial (IA), se complejiza aún más el asunto. Es difícil, tecnológicamente hablando, reconocer a las personas por quienes dicen ser. ¿Se trata de esa u otra persona? ¿Es una persona o es inteligencia artificial?

    La IA desafía el concepto de unicidad visual, es decir, hay imágenes falsas que pueden ser reales. Por otro lado, es una tecnología que puede usarse para alterar la confiabilidad de datos estáticos como nombre, dirección o fecha de nacimiento, fácilmente generados por algoritmos.

    Herramientas como Generative Adversarial Networks (GANs) crean rostros humanos que no pertenecen a ninguna persona real. Estos modelos combinan bases de datos existentes y generan imágenes tan auténticas que incluso engañan a sistemas básicos de verificación. También están los bots que desarrollan perfiles sociales automáticos con datos verosímiles, diseñados para realizar fraudes o suplantaciones de identidad. Este tipo de IA es cada vez más accesible, lo que multiplica su uso en actividades delictivas.

    A su vez, los métodos tradicionales -como las contraseñas o las preguntas de seguridad- pierden su eficacia frente a ataques que combinan ingeniería social y aprendizaje automático. Para confrontarlos, los sistemas podrían apoyarse en dinámicas como la biometría, los patrones de comportamiento y la autenticación multifactorial.

    Pero más allá de esta crisis, no estamos a la deriva. Desde que existen los documentos y otros métodos para validar a una persona que pululan las falsificaciones, más o menos burdas. Antes, para fraguar una identidad, se cambiaban los datos del DNI, el farsante se ponía un bigote, se teñía el pelo o se ponía lentes con un color de ojos diferente. A la par también surgieron mecanismos que permitían resolver si una persona era realmente quien decía ser. Todo esto ya avanzó tanto que se trata de cruces biométricos.

    En Argentina, donde más del 80% de los consumidores realizan transacciones digitales, los métodos de verificación rápidos son esenciales para brindar una experiencia de usuario sin fricciones. Además, frente al aumento del fraude digital -que creció un 45% en el último año-, agilidad y seguridad van de la mano. Identificar rápidamente a los usuarios legítimos minimiza el riesgo de pérdidas económicas y fortalece la confianza en los negocios. Un proceso ágil también impulsa las tasas de conversión, clave en mercados competitivos como el argentino.

    Si bien la identidad digital está más avanzada en cuestiones vinculadas al comercio electrónico, la industria financiera y la bancaria, en el marco organizacional, es fundamental contar con herramientas que permitan agilizar la verificación. Pensemos en los organismos públicos y entidades privadas que hoy manejan datos de gran sensibilidad y acceden a cuentas e información personalísimas, que –en un mundo de aplicaciones- implementan soluciones para distinguir digitalmente a una persona. Esto incluye el uso de autenticación biométrica y otros métodos de identidad digital para garantizar la seguridad. Producto de que más del 60% de las operaciones bancarias se hacen por medio de canales digitales, por ejemplo.

    En segundo lugar, la necesidad de centralizar servicios y documentos personales (DNI, registros de vehículos y servicios de salud) en un solo lugar, permite que más de 17 millones de usuarios estén registrados en plataformas digitales de organismos públicos. Hoy, más del 80% de la población argentina posee digitalizado su Documento Nacional de Identidad (DNI). Esto les permite a los ciudadanos realizar trámites en línea y acceder a servicios públicos de manera segura y ágil.

    Por último, un estudio de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE) indica que en 2023 más del 80% de los usuarios de comercio electrónico en Argentina utilizan algún tipo de autenticación digital avanzada (como doble factor de autenticación o verificación biométrica) para realizar compras en línea. Y, a pesar que surjan fraudes de identidad a través del uso de la IA, también se esperan nuevos modos de certificación, algo en lo que básicamente muchas empresas están trabajando para que la ID sea como un DNI.

    A lo largo de la historia, surgieron herramientas que fueron demonizadas porque se creía que atentaban contra nuestro propio trabajo. Pero al demostrar su capacidad para colaborar con las tareas, no tuvieron reemplazo. Cuando se inventó la calculadora se creía que era un mata cerebros porque la matemática es para pensar y la calculadora resolvía en un instante la ecuación. Hoy se puede usar en todos los niveles escolares e incluso en universidades demostrando que lo que prima es el desarrollo y la capacidad de resolución, no el cálculo en sí. Con la computadora pasó lo mismo, se creía que le iba a sacar el trabajo a muchas personas.

    Hay una teoría que barajan los fans de Blade Runner: el policía de Harrison Ford era en realidad un replicante y no una persona, encomendado a cazar a los suyos propios. De la misma manera, la IA puede utilizarse para solucionar los problemas que ella misma causa sobre los seres humanos.

    Hoy se utiliza inteligencia artificial avanzada y modelos de lenguaje (LLM) para detectar y bloquear bots sofisticados y fraudes generados por IA en tiempo real. A su vez, soluciones tecnológicas, que combinan análisis de comportamiento y machine learning permiten identificar patrones anómalos que escapan a herramientas tradicionales.

    Cada vez que hubo una innovación tecnológica de gran impacto, se imaginó que la humanidad iba a perder el control. Y no pasó, sólo fue evolucionando. En ese sentido, es normal que aún se mantenga el cuestionamiento sobre la utilidad de las herramientas que se apoyan en la IA generativa y que se generen debates sobre la autenticidad de sus resultados obtenidos. Tiempo y confianza son los ingredientes esenciales para que podamos incorporarlas. Ya estamos en ese camino.

  • Proyecciones de F5: phishing personalizado y deepfakes

    Mientras las empresas plantean métodos innovadores que permiten un uso más eficiente y seguro de las herramientas tecnológicas, el 2025 se presenta como un año donde la IA estará también al servicio del ciberdelito siendo la tecnología por excelencia para impulsar estafas sofisticadas a través del phishing personalizado y la suplantación de identidad mediante deepfakes.

    En cuanto a la adopción de inteligencia artificial (IA), Argentina se posiciona en el quinto lugar en América Latina. Datos de F5 revelan que entre el 70% y el 75% de las empresas argentinas planean aumentar sus presupuestos en IA en los próximos años.

    Según Federico Aragona, director de ventas de MCA de F5 LATAM, ‘estas tecnologías permiten a los atacantes generar contenido falso pero extremadamente convincente. Ya sean correos electrónicos o mensajes que parecen legítimos, a través de la IA se aumenta significativamente la efectividad de los ataques’. La capacidad de adaptación y rápido aprendizaje que facilita la IA, resulta en una herramienta muy eficiente.

    Asimismo, el especialista remarca que, ‘otro aspecto preocupante es el uso de IA para identificar vulnerabilidades en sistemas antes de que puedan ser corregidas, facilitando ataques como el ransomware dirigido. Además, los bots avanzados impulsados a través de IA hoy son muy efectivos a la hora de interrumpir servicios, robar credenciales o explotar APIs críticas en aplicaciones’.

    Así, mientras se perfeccionan los sistemas de detección de fraudes y hackeos, los criminales también adecúan sus prácticas a los avances que la tecnología les facilita. ‘La inteligencia artificial (IA) está transformando industrias y abriendo nuevas posibilidades, pero también presenta riesgos significativos en ciberseguridad. La IA puede ser utilizada para automatizar ataques más sofisticados, como el phishing personalizado o la manipulación de datos críticos, lo que aumenta su escala y efectividad’, remarca el referente de F5.

    Sin dudas, la clave está en alcanzar cierto nivel de equilibrio entre la innovación y la protección. ‘la ciberseguridad no sólo es una barrera contra amenazas, sino un habilitador para que las organizaciones adopten la IA de manera segura y confiable’, aclara.

    Según datos oficiales, en América Latina los ciberataques crecieron un 38% en 2023, siendo Argentina uno de los países más afectados. En este contexto, ‘la seguridad digital es una prioridad urgente’, indica Aragona. Y agrega, ‘sólo en Argentina, los ataques de ransomware aumentaron un 40% en el último año, afectando tanto a empresas como a ciudadanos’. 

    Un mundo digital más seguro requiere de un enfoque integral que combine tecnología, educación y políticas claras.

  • Por un mundo mejor: se realizó el Argentina AppWorld

    Por un mundo mejor: se realizó el Argentina AppWorld

    Ante un nutrido auditorio de especialistas del mundo IT, incluyendo los bancos más importantes, las compañías de telecomunicaciones, agencias gubernamentales, tiendas departamentales y comercios, que operan con aplicaciones y hacen que el mundo de los negocios funcione y son un suministro fundamental para las economías, se realizó el evento de F5 en Argentina.

    En este contexto, Roberto Ricossa, VP Sales de F5 LATAM, aseguró que ‘alrededor del mundo, cada 14 segundos nuestros amigos, colegas y familiares son estafados y pierden miles de pesos’. Y remarcó que, ‘para los delincuentes explotar el mundo digital representa el mejor negocio global, es el crimen que genera más dinero hoy en día, más que la falsificación, el tráfico de personas y el narcotráfico juntos. Ahora imaginen cómo puede evolucionar eso en los siguientes cinco años, con la llegada de IA, y cómo podría afectar el cambio de un rostro o un audio para identificación digital. Es el futuro de nuestro mundo digital lo que está en juego’.

    Federico Aragona, director de ventas en MCA de F%, destacó que si bien ‘no podemos predecir la próxima gran crisis, podemos estar mejor preparados para actuar con mayor velocidad’.

    Ante esta situación, ‘la IA representa una aliada importantísima, y las fuentes que alimentan a los modelos de IA, que son más de 550 petabytes de información. Hay una batalla épica en el ciberespacio para prevenir catástrofes, pero no se lucha con armas, sino con teclados. Tenemos un papel crítico en este nuevo mundo digital, donde la seguridad, la privacidad, la dignidad y la tranquilidad están en juego’, sostuvo Ricossa.

    Los datos de F5 indican que hoy día casi el 90% de las organizaciones operan sus aplicaciones en diferentes entornos. Hay entre 300 y 1.000 aplicaciones distribuidas en diferentes ubicaciones, requiriendo diferentes herramientas con protocolos propios, y una complejidad abrumadora que sobrecarga los equipos de trabajo, aumenta los costos y –sobre todo- crea mucho más puntos de vulnerabilidad para los ataques, se trata de un modelo que claramente representa una pesadilla operativa, a esto le llaman’“la bola de fuego’.

    Durante la jornada, Federico Aragona, director de ventas en MCA de la empresa, destacó que si bien ‘no podemos predecir la próxima gran crisis, podemos estar mejor preparados para actuar con mayor velocidad’, finalizó.